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  • Foto del escritorRa´ha, Poimen

JESÚS Y LOS APÓSTOLES HABLARON DE AVIVAMIENTOS?



“Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer”

Habacuc 3:2

¿Es este el pasaje que fundamenta la idea de un “avivamiento” dentro de la iglesia? ¿La biblia enseña que para el último tiempo habrá un “avivamiento”? ¿Qué ocurrió con los llamados “avivamientos” que la historia registra? ¿Jesús y los apóstoles hablaron de “avivamiento”?

La primera pregunta que haremos es ¿Cuándo serán los últimos tiempos? La respuesta provendrá directamente desde la sola escritura:

“Dios, habiendo hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”

Hebreos 1:1-2

El “último tiempo” comprende el período desde la primera venida de Cristo hasta la segunda venida de Cristo”. En la primera venida, Cristo revestido de humildad (Filipenses 2: 6-8), pero en la segunda venida, manifestado en poder y gran gloria (Mateo 24:30). En otras palabras ya estamos viviendo ese período; ¡es el postrer tiempo!

El pasaje de Habacuc que se cita arriba menciona la palabra “avivar” desde donde deriva la tan usada palabra “avivamiento”. Ante este punto, haremos la segunda pregunta ¿Qué es el avivamiento?

Se define a esta palabra, como un “despertar” por las cosas de Dios. Es un volver a la vida piadosa, al amor por las buenas obras y por la devoción. Originalmente podríamos decir que “avivar” es, que algo muerto vuelva a vivir. En estricto rigor del término, la conversión es muestra de “avivamiento” ya que la sagrada escritura dice claramente que Dios nos dio vida cuando estábamos muertos en nuestro delitos y pecados (Efesios 2:1, 5).

Esta palabra “avivamiento” ha ido perdiendo la definición bíblica, y sigilosamente se ha ido perfilando a una especie de conciencia universal, que no se fundamenta en la revelación de la Palabra de Dios, sino que solo en la evidencia física y en la experiencia de cada individuo que llega, de algún modo, a ser impactado por un despertar espiritual, una rectificación ético – moral, o por una vida devota. En otras palabras, se llama avivamiento al evento de que la sociedad sea impactada por la predicación del evangelio; en donde masivamente los alcohólicos, drogadictos, prostitutas, ladrones, homosexuales, etc., dejan su camino disoluto para hacerse miembros de una iglesia evangélica. En esta perspectiva humana de la palabra “avivamiento” las personas tienen cambios externos de moralidad y rectitud. Es solo una evidencia de “senda limpia” y nada más. Recordemos que la historia registra muchas religiones y filosofías que pregonan exactamente lo mismo. Los jesuitas, los rosacruces, los masones, los miembros del opus dei, el islam, la iglesia católica, testigos de Jehová, etc. Todas estas y muchas otras religiones, sectas y filosofías, tienen en sus filas, hombres y mujeres que antes de afiliarse a sus cofradías, anduvieron en pecados horrendos, vidas disolutas y muchos de ellos al borde del suicidio. Acaso ¿estas sectas también viven “avivamientos”?

No seríamos honestos al no reconocer que estas y otras ideas religiosas producen eficientemente personas nobles, loables y de vidas moralmente correctas que pudiéramos decir “piadosas”. Por ejemplo los testigos de Jehová son ciudadanos espectaculares, pero todo conforme a una reforma externa y humana, porque ellos nunca han nacido de nuevo. Y así muchos de aquellos que no son creyentes regenerados, sí pueden experimentar cambios sustanciales en sus conductas. Lejos está entonces llamar “avivamiento” a un mover que aglutina a personas cuyos cambios son solo externos. Es la parte sutil de esta palabra que debe analizarse bíblicamente y no pragmáticamente.

La palabra “avivamiento” que se escucha en medio de los círculos evangélicos desde muchas décadas, ha sido siempre una especie de inyección de vigor para muchos predicadores e iglesias que pierden la paciencia en esperar el regreso del Salvador conforme a las profecías bíblicas. Cuando flaquean las esperanzas, y la autoridad absoluta de las escrituras ya no es el consuelo necesario o suficiente como motivación de vida cristiana; cuando se busca uno y otro método de crecimiento de la iglesia; de pronto brota este término “avivamiento”, que curiosamente nadie lo define sólidamente por las escrituras, pero se abraza con fuerzas, ya que da una salida a la impaciencia de aquellos que quieren ver algo más en su entorno, que predicar el evangelio y esperar al Salvador.

El único argumento para validar este concepto “avivamiento” descansa en la historia de la iglesia y no en la escritura. Se habla, por ejemplo, del avivamiento en Inglaterra con los hermanos Wesley o el de Jonathan Edwards en los EE.UU; también se hace mención a la experiencia de los valdenses o de los puritanos. No obstante, nadie puede fundamentar estos movimientos a la luz de la Palabra de Dios. Es cierto que nadie podría negar la fidelidad de la predicación de muchos hermanos que nos han antecedido; Huss en Praga, Savonarola en Italia, Lutero en Alemania, Calvino en Francia, entre muchos otros, pero ellos solo fueron colaboradores de Dios como cada uno de nosotros; nunca los debemos concebir como infalibles o rectores de nuestra fe.

“¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores… y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento”

1 Corintios 3: 5-7

Esta enseñanza de Pablo nos permite despertar y abandonar una verdadera devoción que la iglesia actual presenta por los hombres. Hoy la opinión de hombres prevalece en medio de la iglesia, lo que me hace recordar los tiempos que estamos viviendo, haciendo alusión a la iglesia de “Laodicea” cuyo significado de su nombre podría ser traducido como “la voz del pueblo (“de hombres” – Apocalipsis 3: 14-22)” Hoy prevalece la voz de los hombrecitos por sobre la voz de Dios todopoderoso. No obstante, quiero insistir en que sí recordamos con cariño y respeto la labor que Dios en su gracia, hizo con hombres que nos han precedido y dejaron un legado enorme a la iglesia y a la causa del evangelio de Cristo; eso no está en discusión.

La palabra “avivamiento” también se usó para validar la experiencia de la iglesia de la calle Azusa en Los Ángeles California, EE.UU. a comienzos del siglo XX, cuando un predicador de origen afroamericano llamado William Seymour experimentó eventos místicos y de frenesí religioso en sus reuniones. Los hechos relatan la conversión de muchas personas que dejaban sus vidas licenciosas para volverse a Dios. A esto se le llamó “avivamiento”. Esta experiencia se replicó en otras partes de los EE.UU. y parte de Europa.

En Chile el “avivamiento” no se dejó esperar; misioneros norteamericanos y europeos dieron inicio al movimiento “pentecostal”. Después de la segunda guerra mundial muchas iglesias de corte “protestante” se unen en un sínodo en Ámsterdam para formar lo que hasta ahora se conoce como “consejo mundial de iglesias” (CMI), que daría a luz una nueva arista del “avivamiento” mundial.

Más tarde al terminar el concilio vaticano segundo inaugurado por el papa Juan XXIII y culminado por el papa Paulo VI, comienza una nueva estrategia para promover el “avivamiento” más allá de las doctrinas que dividen, haciendo caer las barreras, eliminando los distanciamientos y pugnas de los diversos credos religiosos a fin de establecer la unidad y experimentar el tan anhelado “avivamiento”. Es el nacimiento del ecumenismo cuyos objetivos eran hacer sucumbir a todas las iglesias protestantes que no se sumaron al CMI. Para ellos, el vaticano sedujo a predicadores carismáticos y con poder de convocatoria como el afamado Billy Graham quien, en medio de cultos y campañas de “avivamiento”, millones de personas dejaban sus vidas licenciosas para volverse al “cristianismo”. Graham marca un antes y un después del protestantismo moderno, tanto así, que ahora la palabra “protestante” no es más que un apelativo romántico, para muchos pasado de moda.

Predicadores como Paul Crouch, Jim Bakker, Rex Humbard, Kathryn Kuhlman, Pat Robertson, entre otros, fue una verdadera escuadrilla de mensajeros enviados por el Vaticano, anunciando que llegaban tiempos de “avivamiento”. Todos ellos y muchos otros, han tenido un estrecho lazo con el papa de Roma y con sus intereses dominionistas. Ellos predicaban y miles de personas se “convertían”, por lo tanto, no cabía ninguna duda para ellos, de que estaban en medio de un gran “avivamiento”.

Años atrás luego de la caída de las torres gemelas en septiembre del año 2001, cientos de miles de personas comenzaron a asistir a las iglesias, presas del temor y del desconcierto. Ellos hablaban de “avivamiento” porque las iglesias no eran capaces de atender tal demanda de feligreses, no obstante como un globo, aquel “avivamiento” se fue lentamente desinflando hasta llegar a su estado natural y verdadero. Esa es la tónica de la historia de la iglesia en consonancia con la infalible Palabra de Dios. Solo los verdaderos creyentes son los que perseveran hasta el fin; el resto tarde o temprano, vuelve atrás (2 Juan 2:19, 2 Pedro 2:22).

La tercera pregunta es ¿Qué cambió luego de los avivamientos mencionados?

La respuesta es objetiva avalada por la historia: no cambió nada. No obstante, solo Dios sabe quiénes realmente fueron salvos en todos aquellos movimientos, porque él usa inclusive las piedras para llamar a sus escogidos (Lucas 19:40). Pero los supuestos “avivamientos” de los EE.UU. no pudieron evitar que esta nación se transformara política y socialmente en una de las más corruptas, ético y moralmente en el mundo. Para nadie es un misterio que las iglesias de los EE.UU. son las más liberales del mundo, y la cáfila de predicadores que produce “en serie” seminarios racionalistas como el Fuller en Pasadena CA., se ha transformado en una armada de humanismo que está contaminando a predicadores sencillos del “tercer mundo”. EE.UU. es un país desarrollado e inmensamente rico, pero paradójicamente tiene tasas alarmantes de pobreza, marginalidad, racismo, prostitución, alcoholismo, drogadicción, promiscuidad e inmoralidad sexual, industria de pornografía, etc. En resumen, las iglesias del “avivamiento” nos deben una explicación.

Por su parte, los “avivamientos” de Europa dejan el mismo saldo. Cada vez menos iglesias bíblicas en ciudades como Londres, Paris, Madrid, Ámsterdam, etc. Aumento de la inmoralidad, la corrupción, el ateísmo, etc., es la evidencia que confirma que el llamado “avivamiento” fue solo un hermoso dibujo trazado en el agua, pero no basado en la infalible Palabra de Dios.

La cuarta pregunta es ¿Por qué tarda tanto el “avivamiento”? La respuesta será radical: La biblia No enseña acerca del “avivamiento” como hoy se pretende presentar. Si nos basamos en la infalible Palabra de Dios, El legítimo “avivamiento” es la conversión sobrenatural de personas, que comienzan a amar la Palabra de Dios, y no están dispuestos a transarla o negociarla. En otras palabras, “avivamiento” no es solo el cambio externo de un individuo, sino que de lo más esencial de cada criatura que nace de nuevo; la cual comienza a amar la Palabra de Dios, a los hermanos, y es profundamente convencida de su propio pecado; evidencias que el falso o seudo “avivamiento” no puede reproducir. Hoy solo se moraliza a las personas, pero no se les predica el evangelio verdadero que es lo que realmente convierte el alma (Salmos 19:7)

Si hablamos de legítimo “avivamiento” en la historia de la iglesia de Cristo y en consonancia con la biblia, mencionemos a los mártires de la iglesia primitiva, de los heraldos reformadores o de los fieles predicadores que no les importaba el oprobio, ni la aprobación de los hombres a fin de negociar cantidad de seguidores y prosélitos; por el contrario, su fiel predicación los llevó a ser despreciados por los humanistas y por aquellos que son “excelentes personas” pero que no aman la Palabra de Dios. Como dijo Pablo:

“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” Gálatas 1:10

El legítimo “avivamiento” es predicar fielmente el evangelio sin acomodaticios ni diplomacia. Es hablar de la justicia de Dios, de su odio al pecado, del arrepentimiento, de la salvación y del juicio venidero. De ninguna forma se puede afirmar que “avivamiento” es una especie de “lluvia de bendición” que se está derramando en el mundo entero; “ganando” países para Cristo, como si de nosotros dependiera aquello. Es cierto, debemos predicar el evangelio, pero ¡cuidado!; cumplir aquel mandato no significa anular lo que ya está escrito respecto al porvenir de este mundo. En otras palabras, debemos predicar lo que Dios anuncia para estos tiempos postreros o últimos.

La quinta pregunta será: ¿Entonces que dice la biblia respecto al último tiempo? La respuesta estará basada en lo que nuestro Señor Jesucristo nos enseñó y lo que los apóstoles confirmaron.

Jesús y el avivamiento

“estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe…“ Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.” Mateo 24: 3-5

Como dijimos anteriormente, ya estamos en el último tiempo. Cuando los discípulos le preguntaron acerca del fin del tiempo, nuestro señor Jesucristo respondió categóricamente: “…Mirad que nadie os engañe”. Es la primera señal de advertencia que distinguen al último tiempo. Cristo no habla de “avivamiento”, sino que de engaño.

Debemos notar que el “engaño” jamás ha sido evidente; siempre ha habitado entre las sombras; y si no hay suficiente luz que lo evidencie, será casi igual a la verdad. Por lo tanto, no esperemos que el diablo pretenda engañarnos con algo evidente y grosero, pero sí debemos estar atentos cuando vemos algo que parece verdad, y que solo la infalible Palabra de Dios revelará lo que hay detrás. Recordemos siempre que el veneno para ratones tiene un 95% de nutrientes, pero solo 5% de veneno es lo que mata al ratón.

“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores”

Mateo 24: 6-8

Una vez más el Señor Jesucristo advierte a sus discípulos que el postrer tiempo será caracterizado por situaciones que se distancian mucho de la idea del seudo “avivamiento”. Guerras, turbación, enfermedades, hambre y terremotos. Al parecer acá se descubre que los profetas del “avivamiento” no hablan por medio de la Palabra de Dios, sino que hablan visión de su propio corazón, tal cual lo decía Jeremías:

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová. Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros” Jeremías 23: 16-17

Los verdaderos profetas hablan la verdad y no alimentan con “vanas esperanzas”. El “avivamiento” es una visión de los falsos profetas que han dejado de considerar lo que la infalible Palabra del Señor enseña. El avivamiento no solo enseña un porvenir mejor para este mundo, sino que miente descaradamente, como dijo Jeremías; “…Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros”.

“Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”

Mateo 24:11-12

Nuevamente El Señor advierte en señales negativas y nunca anuncia el llamado “avivamiento”. Él dijo: “muchos” (no dice pocos) falsos profetas se levantarán; además habla de engaño, de multiplicación de la maldad y del enfriamiento del amor (afecto). La iglesia de Cristo ya está presenciando estas señales que anuncian el final del tiempo. Para nadie es un misterio el surgimiento de falsos maestros y por consecuencia “muchos” engañados. De la misma manera la multiplicación de la maldad y por lo tanto, la perdida de afectos. Estamos cruzando una sociedad que ha perdido la capacidad de asombro; una humanidad fría, impersonal, virtual y sin afecto natural.

“Más como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca”

Mateo 24: 37-38

Esta señal quizás es la más sintomática respecto al tema que estamos tratando. El llamado “avivamiento” pregona el bienestar terrenal y olvida la perspectiva peregrina de la iglesia. De la misma forma, fueron los tiempos de Noe, quien sin duda fue un predicador “anacrónico” para muchos que en aquellos días “comían y bebían, se casaban y se daban en casamiento”. Esta expresión tiene una definición concreta que podríamos resumirla con la palabra “Fiesta”. El llamado “avivamiento” encaja muy bien con la algarabía de estos tiempos, y que se asemeja al banquete de belsasar en el tiempo de Daniel (Daniel 5: 1-31); allí se comía y se bebía, pero el juicio de Dios estaba a las puertas. Según Jesús, la generación de Noe será reproducida en el postrer tiempo; Festejo, prosperidad, comida y bebida, pero el juicio de Dios no tardará y su Palabra se cumplirá. Por otro lado, la biblia indica que los tiempos finales serán como “los días de Lot” (Lucas 17:28.30), es decir, un aumento exponencial de la degeneración sexual (homosexualismo, lesbianismo, bisexualidad, etc.), no obstante, todo esto en medio de fiestas, comercio y crecimiento económico. Pero “avivamiento”, por ninguna parte…

“Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” Lucas 18: 8

Esta pregunta retórica de Cristo nos habla del término de los postreros días; es el regreso de Cristo en poder y gran gloria. Notemos que el tiempo de su regreso no estará revestido de un “avivamiento”, sino que de un secularismo sin precedentes. Cuando Jesús regrese: ¿“…hallará fe en la tierra”? Hoy el “avivamiento” dice que cada vez más personas se están “convirtiendo” y que cada vez hay más “fe”, pero la biblia enseña que la fe será escasa. Nuestra convicción debe estar fundamentada en lo que El enseña, y no lo que los hombrecitos están diciendo.

Los apóstoles y el avivamiento.

En primer lugar debemos recordar que los apóstoles tuvieron la gran misión de confirmar la Palabra de Dios revelada por el Hijo, es decir, las enseñanzas de Jesús. Ellos no pusieron algo “nuevo”, sino que confirmaron lo que ya se había dicho.

“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” 1 Corintios 3:11

No encontramos ninguna enseñanza apostólica que anuncie un tiempo de “avivamiento” como hoy se enseña. Es más, al unísono, los apóstoles cuyas escrituras quedaron respaldadas en el canon, es decir, Pablo, Pedro, Judas y Juan, jamás enseñaron, ni tan solo sugirieron la idea de que la iglesia viviría un tiempo del llamado “avivamiento”. Al contrario, todos ellos siendo fieles a las Palabras de su Señor, advirtieron de que los postreros tiempos serían de engaños, sutilezas y apostasía.

Pablo ya anticipaba a la iglesia de los tiempos difíciles que vendrían (futuro). Él fue un tenaz predicador del evangelio puro y lacerante; absoluto y agudo; cismático y ofensivo. Por tal razón, se ganó el repudio de muchos racionalistas y humanistas de su época. Fue Pablo quien advirtió a los ancianos de Éfeso en Mileto acerca de los tiempos futuros.

“Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos”

Hechos 20: 29-30

Pablo nunca anunció “avivamiento” en consonancia con las advertencias del Señor Jesús, advierte del engaño y apostasía que desde “dentro” se levantarán falsos maestros. Él utiliza la misma palabra “se levantarán”, advirtiendo que los engañadores están escondidos entre las sombras, pero de pronto se levantan para confundir y pretender destruir la iglesia de Cristo.

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;”

1 Timoteo 4:1

Es el mismo Pablo que también confirma literalmente que los tiempos finales serían tiempos de apostasía. La revelación es acompañada con la palabra “claramente”, es decir, no hay ninguna duda; es una imagen nítida. Los tiempos finales estarán acompañados de apostasía, espíritus engañadores y doctrinas satánicas en medio de la llamada cristiandad. Jamás se habla de aquel supuesto “avivamiento”.

“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”

2 Timoteo 4: 3-4

Es otro texto de Pablo que agrega otro síntoma de los postreros tiempos. Ahora él dice: “no sufrirán la sana doctrina”, es decir, tiempo cuando no “soportarán” la sana enseñanza de Cristo y sus apóstoles. La sana doctrina siempre ha sido “insufrible”, tediosa, fastidiosa e impertinente para los incrédulos. Recordemos al profeta Amos otro fiel predicador que la biblia nos señala:

“Entonces el sacerdote Amasías de Bet-el envió a decir a Jeroboam rey de Israel: Amós se ha levantado contra ti en medio de la casa de Israel; la tierra no puede sufrir todas sus palabras…Y Amasías dijo a Amós: Vidente, vete, huye a tierra de Judá, y come allá tu pan, y profetiza allá;” Amos 7:10-12

Al hombre natural nunca le ha apetecido la palabra de Dios, y eso será una de las características de los postreros tiempos, no obstante, como dijo el Señor Jesús, muchos falsos profetas hablarán en su nombre, es decir, que alguien hable de Cristo y use la biblia, no es garantía de que está predicando la sana doctrina. La comezón de oír de los postreros días producirá amontonamientos de falsos maestros, y de enseñanzas fabulescas que cautivarán a personas religiosas que no andan en búsqueda de la verdad, sino que de satisfacer sus sentidos y sus propios códigos de justicia. Como habló Salomón, es aquel camino que al hombre le parece recto, pero su fin es camino de muerte (Proverbios 14:12). Como vemos, la biblia no anuncia de manera alguna acerca de un supuesto avivamiento manifestado con una conversión masiva de personas, o de la conquista de los poderes temporales, como hoy la gran mayoría vocifera.

“También debes saber esto: que en los últimos días vendrán tiempos difíciles y peligrosos”

2 Timoteo 3:1

Este es otro pasaje que deja al descubierto la constante preocupación de Pablo por su discípulo amado Timoteo, a quien le impone con la expresión: “debes saber esto”, es decir, no es un asunto secundario, opcional o de consideración menor; al contrario, el grado de urgencia es lo que distingue este pasaje. Timoteo debía saber que los últimos tiempos serían difíciles y peligrosos. Ante esta claridad profética por parte del apóstol Pablo, qué duda cabe que el supuesto “avivamiento” que los falsos maestros están anunciando en la actualidad, no es más que una ilusión que nace en el puro deseo de sus propios corazones (concupiscencia). Pablo jamás habló de un supuesto “avivamiento”, sino que de tiempos difíciles y peligrosos. Al seguir leyendo el versículo 2 del mismo capítulo, vemos la razón de esta advertencia:

“porque habrá hombres amadores de sí mismo, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” 2 Timoteo 3: 2-5

Esta es una descripción fiel de la sociedad del último tiempo, y en particular de aquellos que tendrán apariencia de piedad, es decir, personas religiosas. Hay una armonía absoluta entre esta profecía y la que nuestro Señor y Salvador Jesucristo había enseñado. Los últimos tiempos reúnen características negativas que de ningún modo hace presagiar días de “avivamiento”. Por el contrario, lo que hemos visto hasta ahora es una fina descripción de la sociedad y de la creación, durante los postreros tiempos: engaño, guerras, terremotos, enfermedades, multiplicación de la maldad, fiestas, banquetes y algarabía, inmoralidad sexual (degeneración), doctrinas de demonios, espíritus engañadores, tiempos difíciles y peligrosos; ¿y el “avivamiento”?…por ninguna parte.

Por su parte, el apóstol Pedro también advierte esta característica para el último tiempo. Él nunca menciona, ni tan solo sugiere un tiempo de “avivamiento” tan anhelado por los dominionistas. La profecía es clara:

“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado” 2 Pedro 2: 1-2

“…en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” 2 Pedro 3: 3-4

En estos textos, vemos ahora que el Espíritu de Dios está hablando a través de Pedro; es otra persona, es otro apóstol, sin embargo, es la misma voz, la misma advertencia y profecía que armoniza plenamente con lo dicho anteriormente por Cristo y el apóstol Pablo. Acá nuevamente se insiste en la existencia de falsos profetas a quienes “muchos” seguirán sus disoluciones; blasfemia en contra de Dios y de su revelación, y la presencia de “burladores” que harán mofa de la segunda venida de Cristo que es la esperanza de los creyentes. Quizás esta última, es la característica que se está viendo con más nitidez en medio de la llamada cristiandad. Hoy hay muchos que ya se han “cansado” de esperar al Señor, y se han embarcado rumbo al dominionismo que busca establecer el “reino de Dios” aquí y ahora.

Hoy se deja ver una imagen decadente de hermanos y de otros que quizás no lo son, que están replanteando el propósito de la iglesia en esta tierra. Se habla de que “la iglesia debe tomar el lugar que le corresponde en la sociedad”, “necesitamos profesionales cristianos que puedan influir en medio de círculos intelectuales”, “necesitamos tomarnos la redes sociales y toda plataforma de expresión disponible para demostrar que la iglesia puede influir cambios sustanciales en esta sociedad”, etc. Esto, es dominionismo puro y duro.

La iglesia es un pueblo espiritual con recompensas celestiales, y su misión y propósito es mostrar el glorioso evangelio de nuestro Señor Jesucristo, y esto, no para cambiar el mundo, ya que el mundo será juzgado severamente en el día del Señor, sino que para salvar a sus escogidos y esperar el establecimiento del reino de Dios con El Rey presente. Que absurdo resulta pregonar un reino sin El Rey. Sin embargo a esta verdad que se enseña claramente en la biblia, los “burladores” de hoy niegan la importancia de hablar de la venida del Señor como anhelo ferviente de la iglesia de Cristo.

El apóstol Juan por su parte, se suma a esta nutrida lista de textos que advierten a la iglesia de Cristo respecto a los últimos tiempos, y que mantienen un hilo conductor coherente y en armonía a toda la doctrina apostólica.

“Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo” 1 Juan 2: 18

Juan confirma lo que ya hemos dicho; “ya es el último tiempo”. Pero además agrega un nuevo término que da una razón poderosa para confirmar que sí estamos en los postreros tiempos. Juan anuncia la venida del “anticristo” y confirma la existencia de “anticristos” que han surgido en todos los tiempos, como evidencia de que estamos en el último tiempo. Él nunca habla de “avivamiento”, sino que de aquel o aquellos “anticristos”. Es importante precisar que la esfera del “anticristo” es de engaño, prodigios y milagros y que desde el tiempo apostólico ya estaba en acción el misterio de iniquidad (Comp. 2 Tesalonicenses 2: 7-10). En otras palabras, Juan nos da más luz respecto a que los tiempos finales no serán de ningún modo tiempos de “avivamiento”.

Ahora veamos brevemente lo que por su parte advierte Judas:

“Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos”

Judas 17-18

Es sorprendente como coincide la advertencia de Judas, con la que anteriormente observábamos de Pedro. Nuevamente la biblia nos enseña respecto al “postrer tiempo”, de la presencia de “burladores” que andarán según sus malvados deseos o concupiscencia (comp. 2 Timoteo 4:3-4). De “avivamiento”, nada.

Ahora bien, considerando que Jesús y sus apóstoles nunca hablaron de “avivamiento” como en nuestra época se ha enseñado, sino que por el contrario, la enseñanza de Cristo y apostólica para el último tiempo es “lobreguez y tinieblas”, nos cabe hacer una pregunta:

¿Por qué entonces hay muchos que creen en un supuesto avivamiento?

Vemos una cristiandad confundida y ansiosa, buscando uno y otro método que les motive y le dé propósito a su existencia. Hoy hay libros de “igle-crecimiento”, “técnicas de crecimiento”, etc. etc. El pastor de hoy está preocupado de cómo hacer crecer su iglesia, pero no le motiva revisar como lo está haciendo; hoy es el resultado lo que importa (pragmatismo). A este crecimiento se le ha llamado “avivamiento”, es decir, el mundo dentro de la iglesia; moral y éticamente correcto, pero no regenerado.

Esto ha ocurrido lamentablemente por haber abandonado la Escritura como fuente y norma de conducta y de fe; hoy ya no es la doctrina apostólica lo que satisface a los predicadores, teólogos y filósofos cristianos, sino que han preferido los escritos de “fulano, zutano o mengano”, y lo peor, los han puesto como reglas de conducta y de fe de las iglesias.

P. Espinoza.

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