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La Ley de La Siembra, el Engaño del “evangelio” Moderno

  • Foto del escritor: Ra´ha, Poimen
    Ra´ha, Poimen
  • 23 jun 2020
  • 6 Min. de lectura

La siembra, el mejor negocio de los Falsos Apóstoles Modernos. Una prueba decisiva de la validez de cualquier orientación teológica es su capacidad de inspirar interpretaciones fieles y edificantes de la palabra de Dios. Según todas las normas de sana interpretación, la teología de la prosperidad sale muy mal ante este criterio. Como enfoque hermenéutico, esta teología se ha mostrado muy fecunda y productiva… ¡de pésimas interpretaciones bíblicas! Veamos una de ellas sobre (Corintios 9:10)

Fundamental a la teología de la prosperidad es “la ley de la siembra y la cosecha”. Un predicador en Enlace, dejando caer su Biblia sobre el púlpito, comparó la ley de la siembra con la de la gravitación. Tal “ley” no tiene base en el sentido del texto.

• En primer lugar, 2 Cor 9:10 no plantea una ley sino una analogía agrícola de un principio muy general, que tiene muchas excepciones en la agricultura (cuando falla la cosecha).

• En segundo lugar, esta interpretación impone sobre el texto un concepto moderno de “ley” totalmente ajeno a la mentalidad antigua.

• En tercer lugar, el texto no tiene nada que ver con diezmos ni tampoco con una especie de regateo con Dios.

• En cuarto lugar, Pablo no está pidiendo dinero para sí mismo ni para la iglesia sino para los pobres de Jerusalén.

• Y en quinto lugar, todo el pasaje se inspira en el ejemplo de Jesús que se hizo pobre para enriquecer a otros (2 Cor 8.9).

De esta ficticia “ley” se sacan conclusiones como que “si no hay semilla, no hay milagro” o que “hay que amarrar la visión con una ofrenda”. ¿Donde enseña la Biblia que nuestras ofrendas “amarran” algo? Todo este juego hermenéutico es una orgía de especulación.

CUANDO LA SIEMBRA DE LA SEMILLA (La Palabra de Dios) SE CONVIERTE EN DINERO

Torcer la palabra para crear un sistema de siembra de semillas (DINERO) es algo totalmente de la nueva era y del satanismo que palpita en las iglesias sin que los hombres de Dios logren verlo.

Se está filtrando como el principio del éxito y la prosperidad este nuevo sistema de fe. Recordemos que el favor de Dios no se compra; si es así hasta el narcotraficante puede invertir varios millones sabiendo que ganara el favor de Dios. La gente podría comenzar a preguntar lo siguiente: ¿Si doy mi semilla no voy a tener para la semana? ¿Si no doy la siembra, no voy a cosechar el carro que deseo?

Jesús pide un evangelio viviente, no de apariencia, de ropa, de lujo, de grandeza y reconocimiento mundial. Mientras miles de misioneros beben agua de pozos que les producen enfermedades, caminan con su calzado roto, aguantan hambre por amor al evangelio; otros son multimillonarios, según ellos al servicio del evangelio.

LA BIBLIA HABLA DEL DIEZMO Y LA OFRENDA

El diezmo, correspondía a la decima parte de lo ganado y era empleado en el sostenimiento de los levitas, los cuales eran los encargados de la vida espiritual de los israelitas. El diezmo era considerado como algo sagrado.

Las ofrendas, eran donaciones voluntarias dadas como gratitud, adoración, dedicación o expiación, habían ofrendas como las primicias, ofrenda por el rescate, construcción, oblación, ofrendas de paz y por el pecado.

Las ofrendas y el diezmo eran la forma de sostén instituida por el Señor para los levitas, el objetivo no era enriquecerlos ni proveerles lujos innecesarios. Era proveer recursos para los gastos que demandaba el santuario y posteriormente el templo.

Las ofrendas no eran un trueque entre Dios y el hombre. Las ofrendas eran voluntarias, la persona daba según lo que podía y según lo que el Señor había puesto en su corazón (2Cor 9:7).

Lamentablemente dentro del mundo evangélico muchos pastores, al parecer no conformes con parte del diezmo que ganan, han ideado un sistema de recolección de ofrendas en el que MANIPULANDO algunos textos bíblicos y manejando la psicología típica de los predicadores modernos llegan a las mentes de las personas para provocar en ellas dar más para recibir más.

Dicho sistema se llama: La Siembra o Evangelio de la Prosperidad.

Aunque la teología de la prosperidad ha tomado un auge fenomenal, especialmente en los medios televisivos y algunas megaiglesias, su interpretación bíblica ha sido muy puntual, sin formular sistemáticamente sus principios hermenéuticos, sus bases exegéticas ni su enfoque teológico.

La Siembra y el Evangelio de la Prosperidad no son más que una corrupción del Evangelio puro y santo. Es un negocio de muchos Apóstoles y Pastores evangélicos en el que por medio de sus emisoras, canales de televisión, iglesias y medios de comunicación promueven y venden bendiciones a cambio una ofrenda.

Con el objetivo de recoger mayor cantidad de dinero para algún proyecto no esperan la dadivosidad voluntaria y generosa de los hermanos y de otras personas sino que les hacen creer que entre más ofrenda den más bendición recibirán.

ALGUNOS PRINCIPIOS HERMENÉUTICOS

Una regla fundamental de la fiel interpretación bíblica es:

1- Buscar el significado original del mensaje, es decir, lo que el autor inspirado quiso comunicar y lo que los primeros receptores hubieran entendido. Desde ese mensaje en su contexto antiguo, y sólo desde ese mensaje, podemos proceder a buscar el mensaje para hoy. Eso se llama “pensar bíblicamente”, pensar “junto con” los autores y lectores antiguos.

Es una falacia trasladar el texto directamente a nuestro contexto moderno.

Ahí comienza el problema con los predicadores de la prosperidad:

Interpretan “prosperidad” en su sentido moderno económico, sin relación a su significado original. Los he escuchado también interpretar la palabra “ruina” sólo como la bancarrota o el desempleo. Cualquier estudio de los temas prosperidad, riqueza y pobreza en el pensamiento bíblico puede demostrar cuán alejados andan del pensamiento bíblico, cuando para ellos “prosperidad” significa sólo tener casa lujosa, empresa privada exitosa o un carro del último modelo.

El falso evangelio de la “Prosperidad” sostiene que Dios quiere que sus hijos sean todos ricos, que Dios quiere que tengan lo mejor de todo en esta vida, y que si eso no lo consiguen, es porque no tienen la fe suficiente, o tienen pecado. Dichos pastores y apóstoles modernos enseñan que si ellos siguen el plan apropiado, es decir, su enseñanza, el Señor los colmará de bienestar y riquezas materiales que nunca hubieran soñado. Les prometen tantas bendiciones hasta hacerles creer que recibirán tanto como si fueran a vivir un paraíso en la tierra. La condición es “sembrar”, sembrar en sus ministerios sus diezmos y ofrendas.

2- Para ser bíblica y fiel, una teología debe afirmar “todo el consejo de Dios” (Hech 20:20,27) y no basarse en algunos versículos aislados sin tomar en cuenta otras evidencias bíblicas.

Muchas herejías nacen por tomar una verdad bíblica unilateralmente y exagerarla fuera de proporción.

Todo lo han convertido en una mercadería en la que por medio del evangelio de la prosperidad y la siembra venden bendiciones, venden milagros y venden opulencia repentina supuestamente concebida por el cielo como respuesta a la cantidad de ofrenda dada.

Aunque hay versículos aislados sobre la prosperidad material, ese tema está lejos de ser el enfoque central bíblico.

Dicho mensaje nunca fue predicado por Jesús ni por los verdaderos Apóstoles. Estos supuestos pastores y falsos apóstoles han hecho del Evangelio un negocio. Quizás el mejor negocio por encima de muchos otros porque en él no invierten dinero, no invierten materiales y simplemente invierten su tiempo más la elocuencia que tengan para llegar a las mentes de las personas e inducirlas a dar la mayor cantidad de dinero que puedan.

Se han convertido en unos explotadores de la fe de miles de corazones sinceros.

El gran énfasis bíblico no cae en la acumulación egoísta de bienes sino en la solidaridad con los necesitados.

Este es el secreto de muchos falsos Ministros evangélicos que en poco tiempo adquieren casa propia, en poco tiempo comienzan a desplazarse en autos lujosos, en poco tiempo utilizan ropa de la mejor marca, algunos adquieren mansiones costosas, joyas, y otros debido a la cantidad de dinero que manejan necesitan tener escoltas.

Uno de los grandes problemas del pensamiento bíblico es la prosperidad de los malos y la pobreza de los justos (Jer 12:1; Lam 1:1; cf Salmo 37:7; 73:3).

La riqueza no es siempre premio de la fe y la santidad, ni la pobreza es siempre resultado de pecado o falta de fe.

¿Es este el Evangelio de Jesús? Definitivamente no. No se parecen en nada al Divino Maestro que no tenía ni donde recostar la cabeza (San Mateo 8:20 Lucas 9:58) que entro a Jerusalén montado en un pollino (San Juan 12:15) que estuvo dispuesto a dar todas sus comodidades celestiales por darnos la salvación (Filipenses 2:5-8)

Los pastores y falsos apóstoles que promueven el evangelio de la prosperidad y la siembra están más afanados en predicar un mensaje de prosperidad y riqueza en lugar de un mensaje de salvación. Con sus mensajes diluidos, están haciendo la obra de Satanás, ya que las personas se preocupan más por sentirse bien en la tierra sembrando, para supuestamente recibir más, antes que prepararse para el encuentro maravilloso con Jesús en las nubes cuando ocurra en cualquier momento El Arrebatamiento de La Iglesia.

 
 
 

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